Las Logias miembro de AUM realizan un ciclo anual de ceremonias concerniendo a los periodos de solsticios y equinoccios (que forman la Cruz Cardinal) a las cuales Masones visitantes y personas que no son Masones están invitados. Estas ceremonias no son las “ceremonias de grado” de la Masonería sino ceremonias particulares de AUM ejecutadas por ritualistas entrenados. Marcan eventos anuales importantes en la secuencia tiempo/espacio del “ritual cósmico en los cielos” que nos permiten participar y cooperar con la “religión” universal de la Deidad.

Así, como hay un creciente interés en el ritual ceremonial y será así cada vez más con la afluencia del séptimo rayo concerniente a esta nueva era que está sobre nosotros, entonces para ayudar a reforzar una mayor comprensión en la conciencia de aquellos que están interesados en el ritual ceremonial y su significado más verdadero, abrimos nuestros Templos en esas ocasiones especiales para invitar a todos quienes quieran asistir. Los detalles de estas ceremonias se pueden encontrar en los hipervínculos de cada una de las Logias en este sitio.

Estas ceremonias marcan los “puntos angulares” del Cruz Cardinal zodiacal y están representadas por los signos: Aries, Cáncer, Libra y Capricornio. Estos puntos también definen los eventos de los equinoccios y solsticios. Simbólicamente (y de hecho hablando esotéricamente) estos eventos indican una “puerta de entrada” en la conciencia donde “tiempo y espacio se encuentran”. Los extremos del “tiempo” (simbolizado por la duración de horas de luz solar) distinguen los solsticios y las ecuanimidades del “tiempo” (igualdad entre día y noche) distinguen los equinoccios. Pero por supuesto, todo es relativo en lo concerniente al tiempo de acuerdo a la conciencia que lo percibe. En nuestros trabajos, el tiempo es un evento. El evento tiene que ver con las oportunidades que se presentan a nuestro Yo interior, el Alma interna y su relación con el Altísimo – simbolizado por la gran esfera ardiente en los cielos mediante la cual fluye la Luz, la Vida y el calor que da vida de nuestro Señor Solar.

El gran círculo en la esfera celestial que yace en el plano de la órbita de la tierra es llamado el plano de la eclíptica. En el ritual anual en los cielos, debido al movimiento anual de la tierra alrededor del sol, el sol parece moverse en un viaje anual por los cielos con la eclíptica como su sendero, pero, por supuesto, es esta la cual “viaja” mientras el Sol se mueve alrededor de un Cuerpo mayor. Así es el aparente movimiento de las ruedas dentro las ruedas. La eclíptica entonces simboliza el tiempo, ya que designa el sendero de una procesión espiral cíclica, de movimiento hacia delante de los astros. La eclíptica es el eje principal en el sistema coordinado eclíptico.

Los dos puntos en los que la eclíptica cruza el ecuador celestial son los equinoccios. La oblicuidad de la eclíptica es la inclinación del plano de la eclíptica con el plano del ecuador celestial, un ángulo de unos 23.5º. Las constelaciones por las que pasa la eclíptica son las doce constelaciones del zodiaco. Los equinoccios son cualquiera de los dos puntos en la esfera celestial donde la eclíptica y el ecuador celestial se intersectan. El Equinoccio Vernal, el primer grado o grado 0 de Aries, es el punto en el que el sol parece cruzar el ecuador celestial de sur a norte. Esto ocurre alrededor del 21 de marzo, marcando el comienzo de la primavera en el hemisferio norte. El Equinoccio Otoñal, alrededor del 23 de septiembre, el sol nuevamente parece “cruzar” el ecuador celestial (en el primer grado, o más bien grado 0 de Libra), esta vez de norte a sur. Ello marca el comienzo de otoño en el hemisferio norte. (Por  supuesto, en el hemisferio sur, los equinoccios marcan las estaciones opuestas). En las fechas de cualquiera de los equinoccios, el día y la noche duran lo mismo (12 horas cada uno) en todas partes del mundo, norte y sur. Los equinoccios no son puntos fijos en la esfera celestial pero se mueven hacia el oeste a lo largo de la eclíptica, pasando por todas las constelaciones del zodiaco en 25,868 años. Este movimiento se llama la precesión de los equinoccios.

Tal vez no existe una definición o significado precisos dados a estos ciclos anuales ya que conciernen a equinoccios y solsticios en círculos astrológicos, sino pura especulación; nosotros tampoco profesamos un conocimiento especial sobre ellos. Lo que al menos se sabe es que siempre han sido conmemorados y observados en los rituales de culturas y civilizaciones antiguas y largamente pasadas y que se construyeron templos, ya sea primitivos o sofisticados, para marcarlos; algunos de ellos aún permanecen. Los significados antiguos más profundos de los anteriores rituales también se han “perdido de vista” en lo que concierne al conocimiento exotérico, tal vez en ausencia de herederos dignos. Pero un conocimiento esotérico finalmente volverá a surgir y estos eventos serán observados en la venidera religión mundial de la Nueva Era de Acuario como parte del ciclo anual de eventos espirituales.

Pero, como estos equinoccios y solsticios están determinados por puntos astrológicos (y astronómicos) de la Cruz Cardinal zodiacal, entonces obviamente tienen una importancia astrológica concerniente a los significados más profundos de los signos de esa Cruz, y como es la Cruz Cardinal, entonces las importancias tienen que ver con las oportunidades espirituales a lo largo de las líneas del propósito, la voluntad, la dirección y el ser. Así, nuestra serie de ceremonias de la Cruz Cardinal en AUM retratan, por medio de representaciones dramáticas simbólicas, ciertas oportunidades espirituales en términos del propósito y la dirección del alma e indican oportunidades para la fusión de alma y personalidad, su cooperación y logro.

Los “extremos” del tiempo en el espacio, los solsticios, son simbólicos de un “ingreso hacia algo” y así, presentan una oportunidad de surgimiento espiritual para pasar por una “puerta abierta” hacia una conciencia expandida o de comprensión espiritual. La puerta está abierta para potenciales estados superiores de comprensión conciente, que permiten una trascendencia momentánea de la ilusión o limitación conceptual de tiempo-espacio, donde modos mayores de comprensión, existencia y ser espirituales pueden ser conocidos y se puede cooperar con ellos. Estos eventos también indican la puerta abierta para que ciertos Seres y Existencias pasen y vuelvan a pasar.

Las “ecuanimidades” del tiempo ocurren en los puntos de intersección entre la eclíptica y el ecuador celestial, proporcionando la carga eléctrica directora en el intercambio entre ese impulso espiritual que está por manifestarse por medio del tiempo y el espacio. Uno inicia las energías iniciáticas, el otro lleva esas energías a un punto de equilibrio y consecuente manifestación.

Las poderosas influencias que fluyen por esta Cruz de Luz, transmiten ciertas energías determinantes y decisivas a la conciencia espiritual de la persona en el sendero de retorno de la conciencia. Este sendero de retorno finalmente lleva por los portales de iniciación.

A medida que la rueda gira, también lo hacen nuestras ceremonias, relacionando al Este y al Oeste con sus importancias espirituales interdependientes como Una Enseñanza esencial que deriva de la Sabiduría Eterna. Las dos ceremonias de los Equinoccios son definidamente de estilo “oriental” y las dos ceremonias de los Solsticios son particularmente “occidentales”. Pero ambas series de ceremonias en conjunto completan un todo, una imagen y dramatización cuádruple de la conciencia espiritual que se revela y desarrolla por los auspicios de esta oportunidad cíclica y la esencia de la Enseñanza es universalmente una y la misma.